miércoles, 27 de marzo de 2013

Taller 1 Semana Santa.



 a) Leo y respondo.

ME RECONOZCO COMO SER AUTÓNOMO
La democracia nunca podrá ser plena, si cada uno de nosotros no se preocupa por saber qué lo diferencia y qué lo identifica con los demás.
 Si sabemos quiénes somos podemos empezar a reconocer qué sitio ocupamos o tenemos tanto en la vida espiritual como en la vida social, y qué nos hace únicos. Por lo tanto, el reconocimiento de nuestra individualidad, de nuestra autonomía nos permite, no ser un individuo más del rebaño, (como una oveja), sino una persona llamada: Diego, Iván, Diana, Paola, Aura, que como tal tiene cualidades, intereses, anhelos, ilusiones, sentimientos, ideas que le pertenecen o le son propias a partir de su propia comprensión.
El reconocimiento de mi identidad, me permite saber muchas cosas: la manera como me relaciono con el otro; analizar mis posibilidades de actuar, mis debilidades y fortalezas y tomar decisiones con libertad, con criterio, con razones, es decir, con AUTONOMÍA.
Ser autónomo, entonces, no significa actuar porque así actúan los demás; o porque esa sea la moda; o por el qué dirán. Precisamente hay un dicho popular que nos muestra todo lo contrario a lo que es actuar autónomamente; dice: “¿Para dónde va Vicente? Para donde va la gente”. (En otras palabras, Vicente no actúa autónomamente).
Ser autónomo tampoco significa actuar en contra del otro o de los otros, porque de lo que se trata es de tomar decisiones con base en la razón, en las discusiones bien pensadas, así éstas estén o no de acuerdo con las decisiones de los demás.

La democracia se enriquece con  las decisiones  autónomas de las personas.
 
 




Por ejemplo, cuando se trata de votar no se debe hacer por lo que dice el vecino, el papá, la mamá, el amigo, el político, etcétera, sino por la determinación racional, libre y responsable que cada uno tome de acuerdo con los programas, trayectoria ética y compromiso de los aspirantes a gobernar.

Respondo por escrito:
1.      ¿Qué es “ser autónomo”?
2.       ¿En qué se puede notar que un individuo actúa con autonomía y en qué no?
3.       ¿Nuestra educación le hace aportes a la formación de la autonomía de
cada uno de nosotros? Sí o no, ¿En caso afirmativo, cuáles?
4.       ¿Por qué la autonomía de los ciudadanos es fundamental para el ejercicio
de la democracia?
5.       ¿Qué se puede sugerir para desarrollar una mayor autonomía en cada
uno de nosotros?



b) Lea el enunciado y seleccione la correcta, única respuesta y diga porque la selecciona?

1.        En el barrio San Gabriel se acaba de inaugurar un parque destinado a la recreación pasiva. Se ha conformado un Comité de Vecinos que busca apoyo de la Alcaldía en varias campañas que promueven el cuidado del parque. Dos de estas campañas han suscitado controversia entre los vecinos del barrio. La primera: la sugerencia de prohibir el acceso de personas con perros en el parque debido a que los excrementos no son recogidos. La segunda: el veto a ciertas actividades deportivas que practican jóvenes del sector porque los mayores consideran que no son actividades de contemplación y que pueden deteriorar el parque. Algunos vecinos apoyan estas propuestas porque dicen valorar el parque y otros las rechazan porque defienden que el parque debe ser utilizado por la totalidad de habitantes del barrio.

Para efectos de realizar un proceso de intervención, puede afirmarse que la situación que se vive en el barrio San Gabriel es de carácter:

A. político, porque se origina en la contraposición de poderes entre el Comité de Vecinos y la Alcaldía, y los derechos de los habitantes del barrio.
B. ambiental, porque se origina en la necesidad de conservar, para su propósito, un parque de recreación pasiva.
C. cultural, porque se origina en la confrontación entre tendencias actuales y tendencias tradicionales frente al deporte.
D. social, porque se origina en la necesidad de atender a los intereses y puntos de vista de distintas personas


2.       En una localidad de la ciudad se logró determinar que un porcentaje significativo de jóvenes de educación media han tenido experiencias de consumo de alcohol, cigarrillo y otras sustancias psicoactivas. En la consulta realizada con diversos sujetos, se establece que los padres de familia consideran como causas fundamentales de la situación el inadecuado manejo del tiempo libre y los problemas macro sociales; por su parte, los docentes refieren que las causas de consumo entre los estudiantes, están relacionadas con el inadecuado manejo de situaciones de conflicto interpersonal y a la alta presencia de problemas familiares. Se verifica que las causales referidas por padres y profesores efectivamente se presentan. A partir de esta situación, un proceso de intervención social que pretenda lograr resultados en un plazo de seis a doce meses, debería jerarquizarse atendiendo las causales detectadas, en el siguiente orden:

A.      el inadecuado manejo de situaciones conflictivas personales, los problemas macro sociales, la alta presencia de problemas familiares y el inadecuado manejo del tiempo libre.

B.      el inadecuado manejo del tiempo libre, la alta presencia de problemas familiares, el inadecuado manejo de situaciones conflictivas personales y los problemas macro sociales.

C.      los problemas macro sociales, el inadecuado manejo de situaciones conflictivas personales, el inadecuado manejo del tiempo libre y la alta presencia de problemas familiares.

D.      el inadecuado manejo de situaciones conflictivas personales, los problemas macro sociales, el inadecuado manejo del tiempo libre y la alta presencia de problemas familiares. 

lunes, 11 de marzo de 2013

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA EN COLOMBIA




ACTIVIDAD.3 
Para ciclos V y VI Primer semestre del 2013

Nos acercamos en la presente lectura hacia el concepto de la democracia participativa y representativa, hagamos efectiva nuestra participación como ciudadanos en la toma de las decisiones políticas. Por favor dejen sus comentarios. 

La democracia representativa, expresada fundamentalmente en el voto para elegir unos representantes que deben "interpretar" la voluntad de un pueblo, es lo que se conoce como modelo clásico liberal. Es la manifestación más clara de la soberanía de los partidos políticos, los que en Colombia no han aprovechado el inmenso poder de este sistema de gobierno. Por el contrario, abusaron del sistema y se corrompieron hasta los niveles que hoy conocemos.
La democracia participativa es otro modelo. Su pretensión, superar la simple representación directa de la soberanía partidista y construir un nuevo Estado, fundamentado en la Participación Ciudadana como fundamento de la democracia directa. Fue a través de la Constitución del 91 que se crearon algunos mecanismos para la participación. Se buscaba una democracia diferente, en la que ser ciudadano signifique, más que votar cada cuatro años, más que "estar enterado" de lo que pasa en el país, ser el protagonista directo en la construcción de la nueva sociedad que reclama la nación.
Esos fueron los presupuestos de los constituyentes y las razones para confeccionar la carta política de 1991. El propósito era superar el estrecho marco de la democracia (electorera) representada y gestar un nuevo ethos político, que le diera un nuevo significado al Estado colombiano: una democracia participativa.
El nuevo modelo pretendía mayor igualdad, mejor sentido de la solidaridad, ampliar el espacio democrático, más libertad. Fundamentalmente, superar la marginalidad, la exclusión, la pobreza y la injusticia. Y para lograrlo se pactó un mayor compromiso moral de los colombianos a través de la participación democrática.
El nuevo escenario de la democracia participativa le da un nuevo sentido ético a la política, a la aplicación de la justicia, al bienestar social y económico. Por eso, garantizar la paz a través de comprometer a cada uno de los ciudadanos con un destino público cobra un nuevo significado. De ahí que se proclama un nuevo Estado: el Estado Social de Derecho, cuya misión es dar plenas garantías jurídicas a todos los colombianos, ampliando el espacio público para el debate, el aprendizaje y la concertación en la solución de los grandes conflictos que afligen a la sociedad colombiana.
El gran propósito del Estado Social de Derecho es el garantizar los derechos económicos de los colombianos y sobre todo los derechos de los más pobres. Pero han transcurrido más de diez años de vigencia de la carta Constitucional y aún no se ven los frutos, porque el ajuste neoliberal y la inserción forzosa de nuestra economía a la globalización han obrado sólo como agentes perversos que han reducido sus posibilidades a simples espejismos de buenas intenciones jurídicas.
Flagelos como los altos niveles de corrupción han aumentado considerablemente. El mundo nos tilda de ser una narcodemocracia. Ha crecido la desigualdad y la pobreza. La guerrilla ha aumentado; su accionar bélico y los grupos paramilitares están cada vez más fortalecidos. Las fuerzas armadas dentro de la lógica del nuevo gobierno se preparan para una guerra total, al tiempo que la infraestructura del Estado es cada vez más débil e incapaz de cumplir sus funciones esenciales.
El país está inmerso en su peor encrucijada. Y enfrentar los grandes males como la guerrilla, el paramilitarismo, la corrupción, la injusticia, la delincuencia común, el atraso tecnológico, la pobreza, el desempleo, los bajos niveles de la cobertura en la educación pública, la escasa producción agroindustrial, requiere de grandes compromisos políticos, económicos y morales.
Lo que hace pensar en la necesidad de cambiar de rumbo en las políticas económicas, sociales y en las prácticas morales. El país debe asumir una actitud crítica frente a una globalización injusta y, sobre todo, un mayor compromiso con los sectores empobrecidos.
Es urgente superar la guerra interna que desangra económicamente al país. Porque cada que muere un colombiano víctima de la violencia armada, muere un potencial trabajador. Cada que se secuestra un empresario, a manos de los alzados en armas, se afecta la economía. Pero también es cierto que cada que se despide a un trabajador por culpa de las políticas neoliberales, se contribuye a empobrecer al país.
Colombia requiere de una nueva ética política, con carácter civilista, desde la acción dialógica, fundada en la razón, que logre los mínimos posibles en la ampliación de la participación democrática. Es preciso que la participación ciudadana deje de ser un simple enunciado jurídico y se convierta en una acción permanente, ligada a la formación del nuevo ciudadano constructor de un nuevo país, solidario con los más pobres, pluralista, que renuncie a toda pretensión unanimista y amiguismos, cuyo imperativo ético sea el esfuerzo, la solidaridad y la responsabilidad.
Nuestra visión: una Colombia distinta en donde los valores éticos y morales, orienten el obrar del ciudadano hacia el logro de grandes propósitos, de prosperidad, productividad y la plena satisfacción de necesidades básicas. Son 44 millones de habitantes, quienes reclaman una sociedad más pluralista, más democrática y más progresista.
El país necesita desarrollar una educación ciudadana, con sensibilidad ética, que acepte las diferencias, que admita el multiculturalismo, la multiplicidad de formas de pensar, de sentir. Se requiere de una nueva pedagogía que motive la participación democrática, ayude a desarrollar las capacidades de autonomía y autorrealización, que potencie la actitud para que el ciudadano termine siendo un sujeto irrenunciable en el logro de su proyecto de vida.